125 países, 2.000 ciudades, un millón de jóvenes que reclaman la intervención urgente de los gobiernos contra el impacto del calentamiento global.
La protesta individual de la estudiante sueca Greta Thunberg, que el pasado agosto comenzó a faltar a clase cada viernes para manifestarse frente al Parlamento de su país, se ha convertido en un movimiento de masas, Fridays for Future, en el que los jóvenes exigen algo tan básico como tener un futuro. La huelga global celebrada el pasado 15 de Marzo, en la que participaron más de un millón de personas, exige un cambio radical en el sistema, una toma de conciencia tanto a nivel personal como global del carácter finito de los recursos y de la necesidad de adoptar decisiones drásticas que aseguren el futuro de aquellos que hoy toman las calles. Las protestas remueven conciencias y llaman a la reflexión, a pensar qué estamos haciendo con nuestro planeta y, sobre todo, qué dejamos a las generaciones futuras.